El guardián del manuscrito, ¿Fue la Orden del Templo suprimida? Con Antonio Galera Gracia.
Hay pocos temas que despierten tanto interés como el de los templarios, una orden medieval de monjes y guerreros. Hoy vamos a adentrarnos en su historia a través del ensayo histórico novelado El guardián del manuscrito, cuyo subtítulo nos formula la siguiente pregunta: ¿Fue la Orden del Templo suprimida? Su autor es Antonio Galera Gracia, y está editada por Delfos.
Lo que sí puedo afirmar es que no eran ángeles bajados del cielo; ni extraterrestres venidos de otras galaxias, ni respondían a ninguna de las muchas fantasías que sobre ellos han sido inventadas y escritas por autores de rebosantes imaginaciones. Eran hombres tan normales como usted y como yo. Con sus penas y sus glorias, con sus miedos e intereses. En una epístola escrita por un viejo caballero, que forma parte de mi colección, se lee lo siguiente: cuando estábamos esperando para entrar en batalla, ya fuese por excitación, miedo o intranquilidad, a todos nos entraban unas inaguantables ganas de orinar…
Terminada la primera cruzada, nueve caballeros acuerdan quedarse en Jerusalén. Son nobles franceses que provienen de familias acomodadas. Bien por decisión propia o por haber sufrido el hoy conocido como síndrome de Jerusalén, fundan una Hermandad. Hacen voluntaria entrega tanto de su cuerpo como de su alma a Cristo porque saben que quien le sigua jamás andará entre tinieblas… Toman el nombre de los Pobres Compañeros de Cristo y comienzan su andadura viviendo pobremente. Comen y visten solamente lo que la gente les da como limosna.
Cuando en el Concilio de Troyes se les concedió una nueva Regla y les fueron ampliadas sus tareas militares, dejaron de ser nueve caballeros y comenzaron a admitir aspirantes para engrandecer la Orden. La protección de peregrinos quedó en segundo término, pasando desde entonces a ser su misión principal la de combatir contra los enemigos de Cristo allá donde se encontrasen.
Para muchos estudiosos de la Orden del Templo, es incomprensible que una orden que había sido fundada para vivir en la más estricta pobreza, sin tener nada propio, terminara ostentando tanto poder. Pero no comprenden que la sabiduría le llevó al poder, ni alcanzan a saber que del cuantioso dinero que fueron acumulando a lo largo del tiempo con su buena administración, que fue, al fin y al cabo, la que les otorgó ese poder, nada fue para ellos. Incluso pudiendo alimentarse mejor, porque dinero tenían sobrado para ello, comían pobremente. Su dieta estaba basada en verduras y legumbres. La carne solo era consumida tres veces a la semana. Los miércoles y los viernes, si no tenían que salir a combatir, ayunaban.
Con la unión del reino de Aragón y del condado de Barcelona, la expansión de las milicias templarias por toda España fue instantánea.
Eran personas que allá donde iban, no solo robustecían las tropas y las hacían más invencibles, sino que, además, enriquecían y poblaban los lugares que les eran donados. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que al servir en diferentes reinos y, a veces, al estar un reino enemistado con otro, se enfrentaban entre ellos por intereses, lindes o desacuerdos.
Desde don Ramón Berenguer IV hasta su bisnieto Jaime I, Las Mallorcas, tal como las nombraba el rey Jaime I, fueron muy apetecidas por estos reyes.
Según el libro de Los Repartimientos que usted cita, todos los participantes en la reconquista recibieron las partes correspondientes según número de soldados o importancia del personaje. El libro dice que recibieron mayor parte los de Barcelona y Marsella, la primera con un total de 877 caballerías y la segunda con 636, seguidas de la casa del Temple que obtuvo 525.
En Aragón, Condado de Barcelona, Gerona, Castellón, Valencia y Murcia, fue donde tuvieron mayor presencia… Las otras, en las que tuvieron menor presencia, fueron las siguientes:
La bula Vox in Excelso audita es, es, con diferencia, una de las más largas que el papa Clemente V publicó en contra de los del Templo. En ella es suprimida la Orden y su constitución, hábito y nombre, y se prohíbe —bajo excomunión automática—, su restauración, vestirse o comportarse como un templario.
Las causas que motivaron al rey francés Felipe IV a terminar con la Orden del Templo, fue la falta de dinero. Este monarca debiéndole mucho capital a los templarios, tuvo el descaro de pedirle una sustanciosa suma para celebrar la boda de su hija. Los templarios se negaron, aduciendo para ello, que ya era mucho lo que les debía y era reglamento en ellos no prestar a quienes le debían tanto porque existía el peligro de no recuperarlo.
En algunos lugares, como Aragón, a instancias y exigencias del papa a Jaime II, algunos templarios fueron hechos presos, y se dice que incluso torturados. Sin embargo, y a pesar de las cartas que culpaban de herejía escritas por el rey francés y el papa a Jaime II, en ninguno de todos los juicios que se celebraron en España contra los templarios, se hallaron culpables de cuantas ignominias eran acusados. Todos fueron declarados inocentes.
Los legados que los templarios dejaron en España son muchos.
Yo sé que sería del gusto de la mayoría de los lectores, que yo diese por cierto que la Orden del Templo se apoderó del arca de la alianza mientras estuvieron ocupando un lugar cerca del Templo de Jerusalén, que dejaron un inmenso tesoro tan escondido que todavía nadie ha podido encontrar. Que tuvieron un conocimiento secreto mediante el cual hablaban con un ser endemoniado que les decía lo que debían de hacer y que dominaban un culto misterioso, esotérico, oculto y distinto al resto de la Iglesia, pero si diese por cierto algo de lo antedicho estaría mintiendo.
Como historiador debo hacerle saber que yo me rijo exclusivamente por las evidencias documentales. En mi larga carrera como investigador, habiendo recorrido casi todos los archivos históricos de Europa, España y Vaticano Secreto, jamás he podido encontrar una sola prueba que haya demostrado positivamente la afirmación de su pregunta.
Hay personas por ahí, que, sin conocer la historia, se han convertido en cazadores de lo que ellos llaman símbolos esotéricos, y, sin saber el cómo ni el porqué, no solo dicen que saben interpretarlos, sino que los descifran.
Sí. Los templarios, junto a otros ricos hombres, financiaron la construcción de algunas catedrales. Tenían dinero y podían hacerlo.
Siempre estuve defendiendo en todos mis escritos, y desde que tuve uso de razón literaria, que el tan traído y llevado Bafomet Templario no era más que un símbolo de muerte que los monjes soldados tenían siempre junto a ellos para habituarse a su presencia y no temerla ni en su desvalida vejez ni tampoco en el campo de batalla. Los templarios, por su condición de soldados estaban en continuo contacto con la muerte, y como monjes sabían a la perfección porque les era leído diariamente, durante las comidas, y por los hermanos lectores, que nadie es sabedor de la hora de su muerte. Esta era la razón por la cual en la Edad Media todos los monjes tenían junto a ellos una calavera. Los priores sobre las mesas de sus despachos, y los frailes y legos en sus diversas celdas, junto a la yacija donde todas las noches dormían. Su continua contemplación les recordaba que debían de estar preparados, y su permanente compañía tenía como objeto disipar de sus mentes el espanto que todo ser humano siente ante la más leve cavilación de la muerte. Muestras fehacientes de lo que afirmo las encontramos en los numerosos cuadros representados por santos. Si no en todos, sí podemos decir que, en la mayoría de ellos, los indicados santos están siempre acompañados de una calavera, véase, si no, para reforzar esta afirmación, el cuadro de Francisco de Asís, pintado por Francisco de Zurbarán, el de san Bruno, el papa Celestino, San Francisco de Borja, María Magdalena, San Ignacio de Loyola, san Jerónimo, santa Rosalía, Santa Teresa de Jesús, etc.
El novicio abría la puerta y se encontraba ante él a un grupo de doce caballeros templarios y a un hermano sirviente que portaba en sus manos una bandeja en cuya base descansaba un cuerno de buey. El grupo iba presidido por sus dos padrinos. Cinco caballeros traían velas encendidas.
Sí. Tiene usted razón. Hay numerosas seudo órdenes que atestiguan ser herederas del Temple, pero ninguna de ellas ha podido demostrarlo todavía.
El lector que desee saber dónde se depositó el Tesoro de los templarios y en qué actos de caridad fueron invertidos; dónde se encuentra actualmente el Grial; conocer el lenguaje dactilológico que usaban los templarios para comunicarse entre sí, sin ser entendidos por nadie y, además, enterarse por medio de acta notarial, de que la Orden del Templo propiamente dicha jamás fue abolida y sigue vigente, lo encontrará en este ensayo histórico novelado con sus fuentes documentale.
Va dirigida a cuantas personas estén dispuestas a conocer este secreto inédito que no ha sido dado a conocer en más de 700 años por ningún historiador, escritor o persona experta en este delicado tema. La obra es apta para todos los públicos.
Gracias. ¡Ojalá sus deseos se cumplan!